El Psicodrama es una metodología terapéutica introducida por Jacob Levy Moreno (en la imagen) a finales de la década de los 50 del siglo XX. Tiene raíces en el Teatro, la Psicología, la Antropología y la Sociología.
En un primer momento, el objetivo de las intervenciones se centraba en una “catarsis mediante la acción” (descarga emocional).
Un grupo abierto formaba un auditorio-público, del cual emergía un protagonista. Dicho protagonista era el creador de la escena a representar, ejerciendo Moreno el papel de director (implantador de técnicas psicodramáticas).
Con el tiempo y los avances científicos, esta metodología se ha ido ampliando. Como ejemplo, tenemos la escuela de Jaime Rojas-Bermúdez. Las aportaciones de este psiquiatra argentino son tanto a nivel teórico (teoría neurofisiológica del desarrollo) como técnico (nuevos instrumentos de intervención que facilitan al paciente la expresión de contenidos inconscientes).
¿Qué beneficios aporta esta terapia con respecto a otras estrictamente verbales?
La incorporación del cuerpo en acción. El ser humano es mente, cuerpo y los vínculos que establece en su medio. En Accion y Evolucion, creemos firmemente que no se pueden lograr cambios duraderos ni profundos si obviamos cualquiera de estas piedras angulares humanas.
Otro aspecto importante de nuestras terapias es el contexto que creamos para que se lleven a cabo. Somos seres sociales inmersos en un ambiente caracterizado por imponer una serie de patrones de actuación, regidos por normas y leyes. Estas reglas hacen actuar al individuo de una manera preestablecida, coartando su libertad de elección: aprendemos a que tenemos que llevar ropa, aunque estemos expuestos a un calor extremo; aprendemos a no llorar en público, aunque sintamos tristeza de un modo inevitable.
En las terapias de Acción y Evolución se ofrece un contexto que compensa esta realidad social, potenciando la espontaneidad y creatividad. Dentro de un ambiente libre y sin imposiciones, se deja a los pacientes realizar y experimentar nuevas formas de actuación ante sus viejas problemáticas. Con esto, se consigue que la persona se adapte al ambiente sin coartar su personalidad.
Pero sobre todo, el Psicodrama da la batuta de la terapia a la persona, marcando ella misma el ritmo y los contenidos a trabajar: “el mayor experto en tu vida eres tú mismo, solo tienes que observarte.”